Hace casi 20 años que Amazon.com está revolucionando casi todo en Estados Unidos. Los hábitos de los consumidores están cambiando, para bien o para mal, y la fórmula de coger el coche para ir a una enorme hipermercado en las afueras de la ciudad está quedando obsoleto.
Me acuerdo perfectamente de cómo cambió mi vida con la llegada de Amazon a mediados de los 90–tenía ya mi primer trabajo, y con ello una cuenta bancaria y una tarjeta de débito.
Así podía comprar música en internet sin pedir a mis padres permiso para usar el coche–y más importante, sin que ellos vieran lo que había comprado. Arizona es un sitio muy conservador, y incluso en los años 90 escuchar la música rock estaba mal visto entre muchos–mis padres pensaban que por escuchar a los Green Day acabaría en la cárcel de alguna forma. Amazon me liberó de esta censura, y muchos años después aquí estoy, todavía no me han metido en la cárcel.
Empecé a comprar en Amazon por la música, y sigo por los libros–ahora puedo comprar casi cualquier título que quiera en inglés y a muy buen precio.
Hace sólo tres años que Amazon está en España (su página Amazon.es abrió en el 2011) y con el tiempo veremos si tiene tanto éxito aquí como en EEUU–los hábitos de los consumidores españoles son muy distintos aquí a este lado del charco.
Lo que es seguro es que una tienda digital puede hacer marketing de formas que las librerías tradicionales no pueden.
Cuando compras una cosa en Amazon, te registran el correo electrónico. Después tienen un algoritmo que dice «si te ha gustado El código Da Vinci, quizá te gustará Inferno.» Hacen un perfil de tus intereses y te mandan correos periódicos con sugerencias basadas en tu historial. La Casa del Libro, por muy bueno que pueda ser como tienda física, no puede hacer eso con todos sus clientes.
Amazon también está revolucionando la logística–trabajan con tanto volumen que pueden hacer contratos especiales con empresas como MRW, y así pueden ofrecer envío gratuito en pedidos de más de 19 euros.
Y más que nada, la compañía está trabajando siempre para agilizar el proceso de compra. Guardan los datos de tu tarjeta y tu dirección para que puedas comprar de forma espontánea, con menos clics.
Como profesionales de marketing sabemos muy bien la diferencia psicológica entre tener que sacar la tarjeta e introducir los 16 dígitos y demás datos y hacer unos sencillos clics en el botón «Comprar Ahora». Un proceso de compra más rápida equivale a más ventas.
Por último, Amazon está revolucionando el mercado de los libros con sus precios. Mucha gente ahora compra libros de la siguiente forma: van a una librería para hojear los tomos y tomar la decisión, y luego compran los libros que más les gusta en Amazon. Si quieres, puedes hacer la compra en Amazon dentro de la misma tienda, usando la aplicación móvil.
La diferencia de precio normalmente es de unos euros, así que puedes ahorrar bastante si compras a menudo de esta forma. Malo para las librerías físicas, bueno para el consumidor.
En Estados Unidos ya se puede comprar de todo en Amazon, de libros y música a herramientas, cosmética, ropa, comida y más. Se supone que su próxima batalla será con los supermercados, para ver si los americanos quieren comprar todo con entrega a domicilio. Si Amazon y su fundador Jeff Bezos consigue poner un sistema logístico adecuado para entrega de bienes caducas en el mismo día, quizá una actividad tan común como ir al súper quedará como algo pasado.
En el 2012 abrieron otra frente de la batalla con Amazon Publishing, publicando el libro The 4-Hour Chef de Tim Ferriss, que fue boicoteado por las grandes librerías por este motivo.
Hablaremos de como Amazon está revolucionando el mundo editorial, porque es un tema que afecta mucho a todos los escritores. Pero eso para otro día.
¿Has comprado algo en Amazon? ¿Qué tal la experiencia?
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